Introducción
La Tuberculosis es una infección crónica de
distribución mundial descrita por Robert Koch en
1882 causada por Mycobacterium tuberculosis,
un bacilo ácido-alcohol resistente. Aunque afecta
principalmente los pulmones, también puede
comprometer otras estructuras, incluyendo el
sistema osteoarticular
1
.
Su incidencia está estrechamente relacionada con
el nivel socioeconómico y afecta con mayor
frecuencia a personas con factores de riesgo
como diabetes mellitus, inmunosupresión
(especialmente por VIH), malnutrición y
consumo crónico de alcohol o tabaco.
En 2023 la tuberculosis causó aproximadamente
1,25 millones de muertes en el mundo y 10,8
millones de personas contrajeron la enfermedad
2
.
En Argentina ese mismo año, se notificaron
14.914 casos de los cuales el 83,5% presentó
afectación pulmonar y el 11 % correspondió a
formas extrapulmonares, predominantemente en
adultos jóvenes
3
.
Al centrar el enfoque en la afectación
osteoarticular, la espondilodiscitis tuberculosa
causada por la activación de la infección latente
por M. tuberculosis, representa el 50% de los
casos
15
. Se denomina “Mal de Pott” por el
cirujano que la describió en 1779, Sir Pott, luego
de evaluar múltiples casos de lesiones vertebrales
sin asociación con traumatismos y con la alta
sospecha de que alguna condición crónica era la
causa
4
.
Por lo general la afección suele comenzar en la
cara anterior de los cuerpos vertebrales con
extensión al disco intervertebral y a las
estructuras contiguas, logrando en casos
avanzados la progresión a tejidos blandos con
abscesos paravertebrales y compromiso
posterior, generando compresión medular
5
. La
localización más frecuente es la columna lumbar,
seguida de la torácica, cervical y sacra.
El cuadro clínico suele ser insidioso y poco
definido, con un intervalo entre el inicio de los
síntomas y el diagnóstico que varía de una
semana a tres años, con una media de tres meses.
Los síntomas generales incluyen pérdida de peso,
sudoración nocturna y fiebre, mientras que la
afectación vertebral puede manifestarse como
dolor espinal y/o radicular. Hasta el 50 % de los
casos presentan compromiso neurológico, que
puede variar desde dolor localizado hasta
paraplejia
6
.
El diagnóstico se basa en estudios por imágenes
(radiografía, tomografía computarizada,
resonancia magnética) y pruebas
microbiológicas, incluyendo cultivos y métodos
moleculares como GeneXpert MTB/RIF. La
elevación de la velocidad de eritrosedimentación
y la reacción de Mantoux (PPD) pueden ser
hallazgos inespecíficos y no permiten diferenciar
entre infección latente y activa
6
.
A continuación, se presenta el caso de una
paciente inmunocompetente con dorsalgia
persistente, cuyo diagnóstico de Mal de Pott
resalta la importancia de considerar esta entidad
en el diagnóstico diferencial de dolor dorsal en
regiones endémicas de tuberculosis.
Caso clínico
Paciente femenina de 43 años, oriunda de
Córdoba Capital, vendedora de profesión, con
antecedente de enfermedad de Chagas por
transmisión transplacentaria, sin antecedentes
quirúrgicos ni metabólicos relevantes. Niega el
consumo de tabaco y otros hábitos tóxicos.
Consultó por dolor torácico y dorsal de más de
un mes de evolución, sin mejoría con tratamiento
analgésico convencional. En otra institución, se
realizó una tomografía de tórax, abdomen y
pelvis con contraste, que reveló una lesión
nodular en el lóbulo pulmonar superior izquierdo
(19 x 13 mm) y una lesión lítica en T6-T7 (18 x
17 x 22 mm). Con dicho informe y ante un cuadro
de dolor invalidante sin respuesta a analgésicos
vía oral ni manejo quiropráctico, consultó en
nuestro nosocomio.
Al interrogatorio refirió dolor torácico y dorsal,
este último punzante, de intensidad creciente
hasta 10/10, de características mecánicas que
luego se tornó constante e invalidante. Negó
sintomatología como fiebre o febrícula, pérdida
de peso, sudoración nocturna, tos crónica o
cuadros infecciosos recientes. El examen físico
evidenció una paciente asténica, con dolor
palpatorio a nivel dorsal generalizado. Resto del
examen físico difícil de valorar por el intenso
dolor. Ante el diagnóstico de dorsalgia
invalidante se decidió internación en sala común
para mayor estudio y manejo del dolor.
Se solicitó laboratorio que no evidenció grandes
alteraciones: Hemoglobina = 13.8g/%,
hematocrito = 42.6%, leucocitos = 6.3miles/ul
(neutrófilos segmentados 4.54 miles/ul,
linfocitos 1.35 miles/ul), plaquetas = 327000
miles/ul, creatinina = 0.62 mg/dl, Proteína C
Reactiva (PCR) = 2 mg/l, Velocidad de
Eritrosedimentación (VSG) =7 mm/seg.
Se realizó resonancia magnética de columna
dorsal cuyo estudio evidenció irregularidad de la
carilla articular en T6-T7, hiperseñal en T2 del