Introducción 
El accidente cerebrovascular  (ACV)  isquémico 
se define como un síndrome clínico caracterizado 
por  el  inicio  súbito  de  un  déficit  neurológico 
debido a una lesión cerebral de origen vascular, 
producida  por  estenosis  y  compromiso  de  la 
irrigación  sanguínea  de  una  parte  del  cerebro. 
Los eventos isquémicos representan entre el 85 y 
el  87%  de  los  eventos  cerebrovasculares, 
mientras  que  el  13  y  15%  restante  se 
corresponden con accidente cerebrovascular de 
tipo  hemorrágico
1
.  Al  ser  una  patología 
frecuente,  con  alta  morbimortalidad,  es 
importante  el  reconocimiento  de  los  síntomas 
para  acceder  a  un  tratamiento  oportuno  y 
temprano en  la  etapa aguda  de  la  enfermedad. 
Las terapias de reperfusión tienen como objetivo 
recanalizar  la  arteria  ocluida  y  reperfundir  el 
tejido isquémico; optimizando el flujo colateral y 
evitando  una  lesión  cerebral  secundaria.  Estas 
opciones terapéuticas son la trombólisis (terapia 
farmacológica)  y  la  trombectomía  mecánica 
(procedimiento  hemodinámico  mínimamente 
invasivo), cada una con sus criterios de inclusión 
y exclusión, pero ambas con una característica 
sustancial  y  muchas  veces  limitante  para 
implementarlas, es que son tiempo-dependiente. 
  
La Organización Mundial de la Salud estima que 
cada  5  segundos  ocurre  un  accidente 
cerebrovascular  en  la  población  mundial, 
convirtiéndose en una de las principales causas 
de mortalidad en el mundo durante los últimos 15 
años,  conjuntamente  con  la  cardiopatía 
isquémica
1
.  Las  tasas  de  incidencia  de 
enfermedad cerebrovascular varían en cada país. 
A pesar de contar con pocos datos estadísticos 
locales,  los  datos  preliminares  del  estudio 
EstEPA  realizado  por  Fleni  (Buenos  Aires, 
Argentina) indicarían que el 2% de los argentinos 
mayores de 40 años convive con secuelas de un 
accidente  cerebrovascular
2
.  Un  estudio  de 
incidencia prospectiva en Mar del Plata con datos 
del 2008-2012 indica que la tasa de incidencia 
anual  bruta  de  accidente  cerebrovascular 
isquémico  fue  de  201,3  por  cada  100.000
3
. 
Además,  en  el  estudio  ARENAS  publicado  en 
2014,  se  concluye  en  que  sólo el  1.2%  de  los 
pacientes  con  accidente  cerebrovascular 
isquémico  que  reciben  asistencia  médica, 
acceden  al  tratamiento  de  reperfusión  por 
trombólisis. Uno de los principales motivos de 
esto es la pérdida de la ventana terapéutica por 
desconocimiento de la necesidad de la consulta 
rápida. Según datos no oficiales de la Federación 
Argentina de Cardiología, la incidencia en  
 
nuestro país es de 126 mil casos por año, de los 
cuales casi el 15% terminan en muerte
4
. 
La  edad  es  el  factor  de  riesgo  no  modificable 
independiente más importante de la enfermedad. 
Se conoce que luego de los 55 años, la tasa de 
accidente  cerebrovascular  se  duplica  cada  10 
años
2
.  Sin  embargo,  en  la  última  década  se 
objetiva  un  incremento  de  casos  en  pacientes 
menores  de  este  rango  etario,  generando  un 
mayor  impacto  socioeconómico,  al  dejar  sus 
víctimas  discapacitadas  durante  los  años  más 
productivos  de  la  vida  y  altos  costos  en  salud 
pública. 
Por lo tanto, el reconocimiento temprano de los 
síntomas de accidente cerebrovascular es clave, 
tanto  para  el  paciente  y  sus  familiares  que 
deberán activar el servicio de emergencia, como 
para  los  proveedores  de  salud  a  cargo  de  la 
asistencia inicial que deberán trasladar al centro 
de  salud  más  oportuno  para  el  paciente  con 
sospecha  de  accidente  cerebrovascular  o 
brindarle la asistencia y tratamiento. 
Objetivo 
Identificar  el  grado  de  conocimiento  que 
presentan los pacientes que asisten a la Clínica 
Universitaria  Reina  Fabiola  sobre  la  patología 
cerebrovascular aguda y sus síntomas de alarma.  
 Evaluar la identificación de factores de riesgo 
para  accidente  cerebrovascular  por  parte  de  la 
comunidad encuestada.  
Analizar el grado de reconocimiento de síntomas 
según grupo etario y nivel educativo.  
Identificar  factores  de  riesgo  que  presenta  la 
población encuestada.  
Identificar  conocimiento  de  la  posibilidad  de 
tratamiento  y  el  tiempo  de  ventana  para  su 
implementación.  
Planificar estrategia de intervención educativa a 
la comunidad en base a la información obtenida 
en las encuestas.  
Relacionar  el  nivel  de  conocimiento  con  el 
padecimiento  propio  o  de  familiares  de  esta 
enfermedad.  
Materiales y métodos 
Estudio  prospectivo,  observacional  y  analítico 
tipo encuesta. Transversal a través de encuestas. 
 Pacientes de ambos sexos, entre 18 a 90 años, 
que  asistieron  a  la  Clínica  Universitaria  Reina 
Fabiola (CURF), desde septiembre a octubre del 
2022.  Los  datos  se  obtuvieron  de  encuestas 
cerradas  confeccionadas  a  través  de  la 
herramienta digital de “Formularios Google”, la 
misma se ofreció de manera voluntaria, gratuita 
y  anónima,  mediante  un  link  o  código  QR  de