Revista Methodo: Investigación Aplicada a las Ciencias Biológicas. Universidad Católica de Córdoba.
Jacinto Ríos 571 Gral. Paz. X5004FXS. Córdoba. Argentina. Tel.: (54) 351 4517299 / Correo:
methodo@ucc.edu.ar / Web: methodo.ucc.edu.ar |ARTICULO REVISION Rev. Methodo 2023;8(4):167-175.
ARTICULO REVISION Rev. Methodo 2023;8(4):167-175
https://doi.org/10.22529/me.2023.8(4)02
Recibido 14 Mar. 2023 | Aceptado 05 May. 2023 |Publicado 05 Oct. 2023
Uso racional de antihistamínicos en enfermedades alérgicas y
respiratorias
Rational use of antihistamines in allergic and respiratory
diseases
Selene Pury
1
, Ricardo José Saranz
1 ,
Natalia Andrea Lozano
1
, Graciela Alegre
1
, Pilar
Visconti
1
, Alejandro Lozano
1
.
1. Universidad Católica de Córdoba, Facultad de Ciencias de la Salud, Cátedra de Inmunología; Clínica Universitaria Reina Fabiola, Servicio de Alergia e
Inmunología, Córdoba, Argentina.
Correspondencia:
Selene Pury. e-mail: selenepury@gmail.com.
Resumen
La histamina es el mediador químico principal producido por el mastocito ante estímulos inmunológicos y
no inmunológicos que interviene en la producción de síntomas de broncoespasmos, rinitis, urticaria y
anafilaxia. Los antihistamínicos H1 son fármacos ampliamente indicados por pediatras y clínicos en su
práctica médica desde hace más de 50 años. El desarrollo de anti-H1 de segunda generación y sus
metabolitos han contribuido a su uso más eficaz y con alta seguridad terapéutica.
Este artículo tiene el objetivo revisar la farmacología e indicaciones clínicas más relevantes a fin de
contribuir a la indicación adecuada y racional de los antihistamínicos H1.
Palabras claves: Histamina; rinitis; anafilaxia; farmacología; efectos adversos.
Abstract
Histamine is the main chemical mediator produced by the mast cell activated in response to immunological
and non-immunological stimuli that is involved in the production of symptoms of bronchospasms, rhinitis,
urticaria, and anaphylaxis. H1 antihistamines are drugs widely indicated by pediatricians and clinicians in
their medical practice for more than 50 years. The development of second generation anti-H1 and its
metabolites have contributed to its more effective use and high therapeutic safety.
This article aims to review the most relevant pharmacology and clinical indications in order to contribute
to the appropriate and rational indication of H1-antihistamines.
Keywords: Histamine; rhinitis; anaphylaxis; pharmacology; adverse effects.
Introducción
La histamina es uno de los mediadores químicos
de los procesos alérgicos e inflamatorios. Actúa
sobre cuatro tipos de receptores: H1, H2, H3 y
H4. Los receptores H1 y H2 se distribuyen en
células endoteliales, epiteliales, de músculo liso,
neuronales y del sistema inmunitario innato y
adquirido. Estimulan tanto la fase temprana
como tardía de la respuesta alérgica, aumentando
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la producción de citoquinas y moléculas de
adhesión celular, responsables de la inflamación.
Además, la histamina induce la producción de
ácido gástrico a través de los receptores H2
1,2
.
Los antihistamínicos orales se encuentran dentro
de los medicamentos de mayor prescripción en el
mundo. Los antihistamínicos anti-H1 se
clasifican en 6 grupos químicos: alquilaminas,
etanolaminas, etilendiaminas, fenotiazinas,
piperazinas y piperidinas y funcionalmente en
dos grupos: moléculas de primera y segunda
generación (Tabla 1)
3
. Ambas poseen efectos
farmacológicos y aplicaciones terapéuticas
similares; sin embargo, los de segunda
generación tienen menos efectos adversos por ser
más selectivos sobre los receptores H1
periféricos y un mayor perfil de seguridad
4
. Los
antihistamínicos de primera generación, fueron
incorporados hace más de 70 años al mercado
farmacéutico, cuando aún los estudios clínicos
necesarios para su indicación no eran tan
rigurosos como en la actualidad. No obstante,
todavía se usan en un alto porcentaje de pacientes
y gozan de la preferencia de médicos y
farmacéuticos. Por el contrario, se han realizado
estudios en niños con los antihistamínicos de
segunda generación, que nos han permitido
conocer mejor su perfil de seguridad, y están
disponibles en dosificaciones pediátricas bien
documentadas
5
.
Tabla 1. Clasificación química y funcional de los
antihistamínicos H1.
Esta revisión tiene como objetivo proporcionar
una actualización práctica sobre el uso de
antihistamínicos en niños y adultos, con especial
énfasis en sus aspectos farmacológicos, efectos
adversos y sus indicaciones clínicas.
Antihistamínicos primera generación
Los antihistamínicos H1 de primera generación
comenzaron a usarse ampliamente en la década
de 1940. El primer fármaco de uso clínico que se
aprobó fue la fenobenzamina en 1941
2
. Le
siguieron otros como la difenhidramina en 1945
6
,
la tripelenamina, la clorfeniramina y la
prometazina en 1948. Rápidamente se
establecieron para el tratamiento de varios
trastornos alérgicos, particularmente rinitis,
conjuntivitis y urticaria. La forma habitual de
investigar el efecto de nuevos compuestos era
medir las contracciones inducidas por la
histamina en piezas de músculo de animales de
experimentación
7.
Luego de la administración oral, la mayoría de
ellos se absorben en el tracto gastrointestinal; se
unen a proteínas plasmáticas entre un 70% a un
97% y luego son metabolizados por el hígado y
excretados principalmente en la orina dentro de
las 24 horas posteriores a la ingesta. El efecto
terapéutico comienza a los 30-60 min, alcanza su
pico máximo a las 1-3 horas y suele persistir
durante 4-6 horas
8
.
Los anti-H1 actúan como agonistas inversos del
receptor generando isoformas inactivas para la
unión con la histamina y suprimiendo la cascada
de traducción de señales intracelulares
secundarias a la activación del mismo.
Estos antihistamínicos de primera generación
tienen poca selectividad por el receptor H1
actuando además sobre receptores muscarínicos,
alfa adrenérgicos, serotoninérgicos y
dopaminérgicos, lo que sumado a su facilidad
para atravesar la barrera hematoencefálica e
interferir con la transmisión histaminérgica
cerebral, explica la frecuente aparición de efectos
adversos.
Efectos adversos de los
antihistamínicos de primera generación
a. Sedación
Dado que los antihistamínicos de primera
generación cruzan ampliamente la barrera
hematoencefálica la sedación es un
inconveniente para su uso. A algunos efectos
secundarios se les dieron utilidad clínica. Los
antihistamínicos como la ciclizina y la
difenhidramina en forma de su 8-cloroteofilinato
se usan principalmente como anticolinérgico,
antivertiginoso y antiemético
9
. La
difenhidramina se comercializa con frecuencia
como medicamento para tratar el insomnio; sin
embargo, se ha demostrado que los
antihistamínicos de primera generación
producen sedación diurna, alteran la arquitectura
del sueño aumentando la latencia al sueño REM
(del inglés Rapid Eye Movement), reducen la
duración del mismo y aumentan la duración de la
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etapa no REM, lo que genera un sueño de mala
calidad
10
. Guías estadounidenses para el
tratamiento del insomnio crónico en adultos
sugieren a los médicos no prescribir
difenhidramina como tratamiento para el
insomnio en adultos
11
.
La ponderación de que estas drogas son inocuas
lleva a desestimar su efecto sobre todo en la
población adulta, aumentando el riesgo de
accidentes de tránsito y reos. Un estudio
llevado a cabo durante 16 años (1990-2005)
observó que, de 5383 accidentes fatales de
aviación, hubo 338 accidentes en los que se
encontró que las muestras de sangre de pilotos
contenían antihistamínicos de primera
generación
12
. Si bien no existen evidencias
concluyentes de una asociación causal, la
Administración Federal de Aviación de los
Estados Unidos recomienda el uso de estos
compuestos de primera generación en forma
esporádica y con intervalos de tiempo post
ingesta
12
Por su efecto sedante se debe advertir a
los conductores de tránsito que eviten los
antihistamínicos de primera generación cuando
presenten síntomas alérgicos
13
.
Los antihistamínicos de segunda generación, por
su escaso traspaso de la barrera
hematoencefálica, pueden contribuir a reducir
drásticamente esta posibilidad.
b. Afectaciones cognitivas
Un aspecto importante que surge de la acción
antihistamínica sobre el sistema nervioso central
es mo puede afectar el rendimiento escolar
14
.
Un estudio clínico que compara loratadina y
difenhidramina en pacientes con rinitis alérgica
concluyó que la loratadina mejoró el rendimiento
académico, en contraste con la difenhidramina
con la que el rendimiento empeoró
15
.
c. Cardiotoxicidad
Los primeros antihistamínicos de segunda
generación que fueron desarrollados, astemizol y
terfenadina, exhibieron toxicidad cardiaca,
provocando prolongación del intervalo QT, y
aumento del riesgo de taquicardia ventricular
polimorfa en entorchado (torsades de pointes)
16
Por estos efectos adversos cardíacos se retiraron
del mercado en el final de la década del 90, y las
moléculas disponibles actualmente se han
sometido a pruebas de seguridad cardíaca en
dosis estándar y altas durante el desarrollo
preclínico y clínico
17
. A la fecha, los sistemas de
farmacovigilancia no han recibido informes de
arritmias relacionadas con la administración del
resto de los antihistamínicos de segunda
generación administrados en dosis terapéuticas
ni en casos de sobredosis
5
. La ausencia de
cardiotoxicidad con antihistamínicos como
cetirizina, loratadina
18
y la fexofenadina
19
ha sido
bien establecida. No obstante, antihistamínicos
de primera generación, como la difenhidramina
se asocia con un QTc prolongado y arritmias
cardíacas cuando se administra en altas dosis
20
.
d. Otros efectos adversos
Los antihistamínicos de primera generación
poseen efectos derivados de la acción
anticolinérgica incluyendo alteraciones de la
visión y sequedad de mucosas
5
. Por su unión a
receptores alfa-adrenérgicos producen
vasodilatación periférica, síncopes e hipotensión
ortostática.
Como resultado de la estimulación de los
receptores serotoninérgicos, algunos
antihistamínicos pueden inducir un aumento en
el apetito y ganancia de peso corporal. En el caso
de la ciproheptadina actualmente se usa como
una indicación para estímulo del apetito.
Es importante considerar las consecuencias de
cualquier sobredosis accidental o intencional de
estos medicamentos en niños dado que casos de
toxicidad grave se han documentado en pacientes
pediátricos
21,22
. Los síntomas de intoxicación son
variables y dependen de la dosis y de la edad. Los
adultos y adolescentes a menudo presentan
síntomas de depresión del sistema nervioso
central (SNC), como somnolencia y coma
23
. Los
lactantes y niños pequeños muestran una
estimulación paradójica inicial del SNC, que
incluye agitación psicomotriz, alucinaciones,
confusión y convulsiones antes de progresar al
coma
24
. A pesar de estos riesgos, se
comercializan actualmente medicamentos
pediátricos para la tos y el resfriado cuya
formulación contienen antihistamínicos de
primera generación, utilizados incluso en
pacientes menores de 6 años.
Antihistamínicos de segunda
generación
En la década de 1980 se introdujo la segunda
generación antihistamínicos H1
25
. Son moléculas
lipofóbicas de alto peso molecular que tienen la
ventaja de una limitada penetración de la barrera
hematoencefálica, con mayor selectividad para el
receptor de histamina H1 y sin los efectos
anticolinérgicos, anti alfa-adrenérgicos,
antiserotoninérgicos y antimuscarínicos, que
explican muchos de los efectos adversos de los
medicamentos de primera generación
26
. Además,
la unión con el receptor H1 es más estable y
169
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persistente pudiendo establecer pautas de
administración entre dosis más espaciadas. Para
algunas moléculas como loratadina,
desloratadina, cetirizina, levocetirizina y
fexofenadina es posible utilizar la administración
una vez al día
8
.
El metabolismo difiere según la molécula.
Loratadina, desloratadina y rupatadina sufren un
extenso metabolismo en el hígado por la enzima
citocromo CYP3A4, por lo que puede ser
necesario un ajuste de la dosis en pacientes con
insuficiencia hepática. Bilastina y fexofenadina
se eliminan sin metabolizar y, como tal, no es
necesario ajustar la dosis. La eliminación de
fexofenadina es por excreción biliar (casi 80%),
mientras que menos del 10% de la dosis se
elimina sin cambios en la orina
27
.
Aproximadamente el 60-70% de la cetirizina y
levocetirizina son eliminados a través del tracto
urinario, con solo el 10% de eliminación por vía
hepática
28
.
En insuficiencia renal, puede ser necesario
ajustar la dosis para la mayoría de los
antihistamínicos de segunda generación excepto
bilastina.
Las principales características y ventajas de los
antihistamínicos H1 de segunda generación se
observan en la tabla 2.
Tabla 2. Características principales de los anti-H1 de
nueva generación
Utilidad clínica e indicaciones
a. Rinitis alérgica
Durante la fase temprana de la exposición con el
alérgeno la histamina es el mediador responsable
del prurito, estornudos y rinorrea. Las guías de
rinitis alérgica recomiendan antihistamínicos de
segunda generación y sus metabolitos tanto para
rinitis intermitente como persistente (nivel de
evidencia A)
29,30
. En formas intermitentes
pueden utilizarse a demanda mientras que en la
rinitis persistente se sugiere su indicación en
forma sostenida. En rinitis inducida por pólenes
se recomiendan al comienzo y durante la estación
polínica. Por su efecto antiinflamatorio, los
esteroides de aplicación intranasal son de
elección sobre los anti-H1 para el tratamiento de
la rinitis persistente moderada o grave. En formas
graves de difícil control, pueden adicionarse a los
esteroides intranasales. Existen también
preparaciones combinadas intranasales de
antihistamínicos H1 y esteroides con buena
eficacia clínica en el manejo de la rinitis
31
. El
efecto de los anti H1 en otros fenotipos como la
rinitis no alérgica, infecciosa, vasomotora,
hormonal y NARES es más modesto, su
indicación es empírica y carece de evidencias
concluyentes que aconsejen su prescripción
30
.
b. Urticaria aguda y crónica
La urticaria aguda o crónica resumen la
indicación clásica y de elección de los
antihistamínicos anti-H1 puesto que son
efectivos para reducir el prurito y duración de las
manifestaciones cutáneas de los pacientes. Las
guías actuales recomiendan de antihistamínicos
de segunda generación por su tolerancia y perfil
de seguridad, lo que permite modular su uso y
dosis en el tiempo. En caso de control
inadecuado, se puede aumentar progresivamente
la dosis hasta cuatro veces
32
.
c. Dermatitis atópica
Dado que la fisiopatogenia de esta patología es
compleja y sus síntomas no se deben únicamente
a la liberación de histamina, el empleo de
antihistamínicos en el manejo de la dermatitis
atópica es controvertido. Se han realizado pocos
estudios aleatorizados y no existen pruebas
suficientes para apoyar el uso de
antihistamínicos, tanto de primera como de
segunda generación, para el tratamiento del
prurito en la dermatitis atópica
33
.
Las guías NICE (National Institute for Health
and Care Excellence) de Londres, avalan una
prueba terapéutica de un mes con un
antihistamínico de segunda generación en niños
con eccema atópico de difícil control o leve o
moderado con prurito significativo
34
.
d. Asma
Si bien la histamina juega un papel en la
obstrucción bronquial a través de la contracción
del músculo liso, la secreción bronquial y el
edema, los ensayos clínicos realizados con
antihistamínicos en el tratamiento del asma no
demostraron ser efectivos. La ausencia de un
efecto antiinflamatorio, particularmente de la
inflamación eosinofílica propia de la mayoría de
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los pacientes con asma, es la razón principal para
no recomendar su indicación. Sin embargo,
existe sólida evidencia que demuestra que, en
pacientes con asma y rinitis, la mejoría de los
síntomas de rinitis puede tener un efecto
favorable sobre los síntomas del asma. El
tratamiento de los síntomas nasales con la
asociación de corticosteroides nasales y
antihistamínicos tiene un impacto favorable
sobre los indicadores de hiperreactividad e
inflamación bronquial
35,36,37
.
Si bien estudios iniciales con cetirizina y
levocetirizina les otor un rol preventivo del
asma en niños con eccema atópico sensibilizados
a ácaros y pólen de gramíneas, en la actualidad
no se reconocen que los anti-H1 tengan un efecto
preventivo en la evolución de la “marcha
atópica”
35
.
e. Anafilaxia
El tratamiento de primera línea para la anafilaxia
es la administración de adrenalina
intramuscular
38
. El retraso de administración es
el principal factor asociado a riesgo de muerte.
La acción de los antihistamínicos H1 se limita
únicamente a aliviar síntomas dermatológicos,
pero no revierten los síntomas cardiovasculares y
respiratorios causados por la anafilaxia y, por lo
tanto, no debe reemplazar la adrenalina
38
.
Revisiones sistemáticas del tema no han
reportado ningún ensayo clínico controlado
aleatorizado que apoye el uso de antihistamínicos
H1 en la anafilaxia
39
.
Para esta situación de emergencia, en nuestro
medio solo disponemos para uso parenteral anti
H1 de primera generación como la
difenhidramina, pero su infusión intravenosa
rápida no está exenta de efectos adversos como
sedación o hipotensión arterial que pueden
agravar los ntomas de la anafilaxia. Por lo
tanto, las guías clínicas sugieren que los
antihistamínicos anti-H1 se reserven solo como
drogas de segunda elección junto con los
corticosteroides después de la administración de
epinefrina.
f. Tos aguda y crónica
Siempre es imperativo establecer el origen de la
tos y su tratamiento etiológico. El uso de
antihistamínicos en la tos sin causa aparente no
tiene recomendación basada en la evidencia,
pueden contribuir a empeorar el síntoma y se
debe tener especial cuidado con el manejo de
medicamentos para la tos de venta libre que
contenga difenhidramina en su formulación
40.
En la tabla 3 se observan en forma detallada la
dosificación de acuerdo a la edad y los efectos
adversos más comunes de los antihistamínicos
disponibles en la República Argentina.
Tabla 3. Dosis sugeridas y efectos adversos de los
antihistamínicos más utilizados en la práctica clínica.
(Modificado de Lozano A. y cols. Arch Argent Pediatr
2009; 107:67-81).
*Solo aprobado en esa edad para dermatitis atópica. **
No disponible en Argentina; (-) efecto adverso
ausente;(++++) efecto adverso de intensidad máxima.
Uso de antihistamínicos:
consideraciones especiales
Embarazo y lactancia
La Food and Drug Administration (FDA) ha
establecido para los fármacos cinco categorías de
riesgo (A, B, C, D, X) para indicar el nivel de
riesgo que poseen sobre la gestación. La
cetirizina, clemastina, clorfeniramina,
difenhidramina, levocetirizina y loratadina se
encuentran en la categoría B (ningún daño en feto
de animales, no hay estudios disponibles en
humanos). Dentro de la categoría C (daño
demostrado en feto animal, sin estudios
disponibles en humanos), se ubican bepotastina,
desloratadina, epinastina, fexofenadina,
hidroxizina, olopatadina
41
.
En cuanto a la lactancia loratadina, desloratadina,
cetirizina, ebastina, fexofenadina, triprolidina
poseen muy bajo riesgo (Seguro. Compatible.
Mínimo riesgo para el lactante.) En cuanto a la
bilastina, ciproheptadina, clorfenamina,
hidroxizina, ketotifeno, levocetirizina y
rupatadina poseen un riesgo bajo (Posiblemente
seguro. Probablemente compatible. Riesgo leve
posible). La difenhidramina, si bien tiene un
amplio volumen de distribución se ha reportado
pasaje a leche materna. Se ha descripto la
sedación en lactantes cuyas madres se
encontraban en tratamiento con difenhidramina.
Cuando se necesita tratamiento con un
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antihistamínico en mujeres que amamantan, se
prefieren los antihistamínicos de segunda
generación. Si se utiliza durante la lactancia, se
recomienda a la menor dosis eficaz posible y sin
prolongar su uso.
Uso en adultos mayores
En adultos mayores, el uso prolongado y
frecuente de antihistamínicos de primera
generación se asocia con el desarrollo de
demencia y enfermedad de Alzheimer por sus
propiedades anticolinérgicas
41
. Se deben además
usar con precaución en pacientes con aumento de
la presión intraocular o glaucoma de ángulo
cerrado y en aquellos adultos con hiperplasia
prostática u obstrucción del cuello de la vejiga
24
.
¿Cuáles son las razones por las que aún
se utilizan los anti-H1 de primera
generación?
Los anti-H1 de segunda generación y
especialmente los metabolitos más
recientemente incorporados al mercado
farmacéutico tienen un perfil de seguridad y
eficacia superior a los de primera generación. No
obstante, en la práctica de clínicos y pediatras en
todas las latitudes se siguen indicando
mayoritariamente los de primera generación,
transformándolos entre los cinco medicamentos
más recetados a nivel mundial
24
.
Una serie de razones pueden contribuir a ello:
a. Usos y costumbres y venta libre: La
difenhidramina es uno de los fármacos más
indicados por los médicos. Se encuentra dentro
de los medicamentos de acceso de venta libre en
nuestro país, lo que asegura una mayor
accesibilidad. La difusión a través de medios
radiales y televisivos, ya sea para su uso en
alergias y resfriados, solo o en asociaciones no
siempre racionales, para la tos, como medicación
sintomática antigripal y para trastornos del
sueño, favorece la automedicación
contraproducente y cada vez más frecuente en la
actualidad.
b. La creencia de que son más potentes y
efectivos que los de nueva generación: Existe la
falsa creencia de que los viejos antihistamínicos
son más potentes que los de nueva generación,
considerando sus mayores efectos adversos. No
existen evidencias científicas que avalen dicha
conducta, dado que son equipotentes con los de
nueva generación, aun siendo estos últimos,
administrados cada 24 horas en única toma
diaria
24
.
c. Considerar que son más baratos: Dado que
son drogas que están hace más de setenta años en
el mercado farmacéutico, algunos médicos (y
pacientes) creen que son más baratos que los de
nueva generación. La revisión de un vademécum
argentino,
42
al mes de noviembre de 2022, con el
ejemplo siguiente permite desmentir en buena
medida dicha afirmación: la marca referente de
difenhidramina en cápsulas x 30 tiene un precio
de casi el doble que una de las presentaciones de
loratadina 10 mg comprimidos por 30 unidades.
La desloratadina, uno de los anti-H1 más
modernos, por 14 comprimidos está en el
nomenclador argentino con un precio similar a
esta última (se debe considerar el doble para
equiparar el número de comprimidos con los dos
anteriores). Aun así, tienen precios casi
equivalentes. La dosificación cada 24 horas de
loratadina y desloratadina confiere un ahorro aún
mayor. Por lo tanto, el uso de los nuevos anti-H1,
no sólo tiene un mejor índice terapéutico, sino
que son más accesibles que la difenhidramina
con un precio altamente competitivo.
d. Vademécum de medicamentos del Ministerio
de Salud: Los Ministerios de Salud nacional y
provinciales incluyen en sus listados de
medicamentos para acceso gratuito o con
importantes descuentos, anti-H1 principalmente
de primera generación, lo que se traslada a la
atención en dispensarios y guardias de
hospitales. El plan Remediar contiene en su
vademécum la difenhidramina y más
recientemente la loratadina (sólo en
comprimidos de 10 mg, pero no en suspensión
oral) como anti-H1 de mayor acceso a la
población
43
. Como dato alentador, la
actualización del vademécum del PAMI al mes
de noviembre de 2022 incorpora cetirizina y
desloratadina excluyendo los anti-H1 de primera
generación
44
. Resulta un importante, aunque
demorado aporte a la atención de pacientes de la
tercera edad con enfermedades alérgicas,
poniéndolos a resguardo de los efectos adversos
de los viejos anti-H1 que, a esa edad, con mayor
posibilidad de otras comorbilidades, pueden
potenciarse en frecuencia e intensidad.
Conclusiones
Los antihistamínicos de primera generación, son
utilizados en enfermedades alérgicas y
respiratorias desde mediados del siglo pasado.
No obstante, sus efectos adversos limitan su uso
en la práctica clínica.
Los antihistamínicos de segunda generación
están ampliamente disponibles desde los inicios
de los ´80, son más seguros, tienen un precio muy
competitivo y están aprobados para su uso desde
temprana edad y con mínimos efectos adversos
comparados con los de primera generación. Los
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médicos especialistas y Asociaciones Científicas
debieran sugerir a las autoridades sanitarias que
en sus vademécums incorporen definitivamente
los Anti-H1 de última generación dada su
seguridad terapéutica y su relación costo-
beneficio favorable, en reemplazo de los viejos
antihistamínicos, lo que contribuirá a una mejor
praxis en el manejo de estos medicamentos.
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