una variable fundamental, ya que el predominio
de un factor de riesgo sobre otro se relaciona con
el grupo etario.
La media de días de internación registrada en sala
común fue 5,64 días, mientras que, en UTI fue
10,94 días; con una fase crítica general de 9,20
días, comparado con un estudio de Wuhan
10
, con
una N similar al nuestro, tuvo una diferencia de
2 días en la fase crítica; en el informe del COE
de la provincia, se describe una estancia en sala
común de 9,5 días, mientras que en UTI fue de
13,4 días, con una fase crítica de 7,4 días, lo que
guarda cierta relación con lo hallado en este
trabajo. Observamos que entre el quinto y
noveno día de enfermedad podría esperarse un
agravamiento del cuadro clínico con
requerimiento de internación y oxigenoterapia,
tal como lo vivenciamos en la práctica diaria. Si
bien se podría decir que, la diferencia en los
tiempos de presentación de la fase crítica podría
estar influenciado por las variantes del virus, ya
que estas mutaciones se traducen en aumento de
la transmisibilidad y aumento de riesgo de
severidad de la enfermedad y mortalidad, no es
aplicable en este contexto, debido a que en el año
2020 tanto en China como en nuestro país
circulaba la variante salvaje; no pudiendo
descartar que el virus haya presentado
modificaciones genómicas en ese momento
25;26
.
Entre los síntomas más prevalentes se destacan:
fiebre, dificultad respiratoria y tos; algunos
trabajos también abarcan fatiga y mialgias, sin
embargo, es importante tener en cuenta que en la
mayoría de las investigaciones se incluyeron
tanto casos ambulatorios como hospitalizados,
mientras que la totalidad de nuestros pacientes
cursaban internación. El informe provincial del
COE, permite una comparación más certera por
las características de su población; presentando
también como síntomas frecuentes disnea, tos y
fiebre
23
. En los estudios radiológicos se
evidenció mayor frecuencia de neumonía
bilateral, con predominio de infiltrados
pulmonares intersticiales o intersticio -
alveolares, correspondientes a patrón COVID-19
moderado, y en menor medida patrón severo,
características que han sido comunes entre las
investigaciones revisadas, y probablemente un
motivo que influye dentro del contexto clínico al
decidir el sitio de atención del paciente,
ambulatorio o internado
10;17;18;20
.
Se conoce que los parámetros bioquímicos son
reactivos a los cambios clínicos, sobretodo en
esta patología donde se produce un importante
estado inflamatorio. En general observamos un
aumento, cercano a valores de gravedad, de
LDH, ferritina, dímero D y relación
neutrófilos/linfocitos (N/L), junto a un franco
descenso de la presión parcial de oxígeno en
sangre arterial. Casi la mitad de los pacientes
requirieron internación en UTI, en su mayoría
hombres; de ellos el 28,35% requirieron ARM,
con una media de edad de 66,63 años; al
compararlo con quienes usaron otros métodos de
oxigenoterapia evidenciamos que la edad tiene
un impacto relevante. Este grupo, en
comparación con quienes no usaron ARM,
presentaron alteraciones de parámetros
bioquímicos, teniendo relevancia estadística el
recuento de linfocitos y relación N/L, mostrando
que el descenso del primer y el aumento del
segundo parámetro tienen relación con el uso de
este método de oxigenoterapia. En algunas
investigaciones, se detectó en pacientes críticos,
aumentos marcados de enzimas hepáticas y
parámetros cardíacos, lo cual no vimos reflejado
en nuestro trabajo; esto nos acerca a la idea de
que algunas características clínicas están
relacionadas, probablemente, con la etnia y las
características de cada población.
Otro parámetro de gran utilidad fue la PAFI, ya
que permitía conocer la alteración en la
oxigenación del paciente y con ello, la gravedad
del cuadro; así vimos que en aquellos que
cursaron internación en sala común tuvieron una
media de 331,40, mientras que, la de quienes
ingresaron a UTI fue de 231,34, indicando un
mayor compromiso de la hematosis pulmonar.
Para realizar una comparación más certera,
deberíamos incluir aspectos como estado de
conciencia, signos vitales y empeoramiento de
las lesiones en los estudios radiológicos. En
cambio, sí se observó una relación estadística
entre el valor de PAFI menor de 250 al ingreso,
y la mortalidad.
Menos del 10% de los pacientes incluidos
fallecieron, predominando el sexo masculino,
con una media de 70,33 años, y el requerimiento
de ARM. Según datos publicados por el
Ministerio de Salud de la Nación, hasta
diciembre de 2020 en Argentina se registraban
41 672 fallecidos, con una tasa de mortalidad de
918 muertes cada millón de habitantes; de ellos
la mayor parte eran hombres y tenían edad entre
60 y 89 años22. Por su parte, en Córdoba, en un
período similar, se registraban 143 óbitos durante
la internación, presentando predominio de
hombres, con media de 67 años, y requerimiento
de ARM, tal como lo observado en este trabajo
23
.
En general este grupo presentó una fase crítica
más corta, de entre 6 y 7 días, tendencia a la
linfopenia, e internación por más tiempo,
alcanzando una media de poco más de 21 días de
internación en total y de 20,50 días de
internación en UTI, lo que coincidió con otros
estudios revisados. En el informe provincial, por