T4L y TSH, los pacientes con valores bajos
mostraron valores medianos de coeficiente y
probabilidad de mortalidad mayores que los
pacientes con valores normales (p <0,0001 y p
<0,001, respectivamente). Estos datos se
muestran en la tabla 4.
Tabla 4. Valores de mediana e intervalo intercuartilo
de coeficiente y probabilidad de mortalidad del PIM3
en relación a valores bajos o normales de T3L, T4L y
TSH.
Discusión
Existen pocos estudios que investiguen el SEE en
pediatría y hay variaciones importantes en la
prevalencia descrita: 57% de SEE en niños con
cetoacidosis diabética
17
, 60,7% en recién nacidos
con sepsis
18
, 100% en niños con sepsis
meningocócica
19
y 100% en niños sometidos a
cirugía de bypass coronario
20
. Dentro de los
estudios en población pediátrica crítica más
recientes, El-Ella SSA et al
14
, describe una
prevalencia de SEE del 63% a expensas
principalmente de SEE tipo 1 (25%), mientras
que Suvarna JC et al
21
, encontró niveles bajos de
T3 total, T4 total y TSH en el 80, 50 y 6,7%,
respectivamente, de sus pacientes. La
prevalencia obtenida en nuestro estudio de SEE
del 60% se asemeja a la de El-Ella SSA et al
14
.
T3L fue la hormona que se encontró disminuida
con mayor frecuencia en nuestros pacientes,
seguida de la T4L y de la TSH.
Algunos estudios reportaron niveles
significativamente menores de T3L, T4L y TSH
en los fallecidos en comparación con los
supervivientes
22
, mientras que otros encontraron
niveles bajos de T4 total
23
o T3 y T4 totales
24
en
los pacientes fallecidos y otros no encontraron
diferencias entre ambos grupos en ninguna de las
hormonas
25
. En nuestro estudio, dada la pequeña
muestra, no se logró obtener conclusiones al
respecto.
Si bien el análisis entre SEE y valores obtenidos
del PIM3 no arrojó una asociación significativa,
se encontró que los pacientes con perfil tiroideo
normal tuvieron valores medianos de coeficiente
y de probabilidad de mortalidad menores que los
pacientes con valores hormonales bajos con
resultados estadísticamente significativos en
ambos casos. Estudios previos
14
analizaron la
relación del perfil tiroideo con índices PIM2 o
PRISM
6,14
, pero no hay investigaciones que
analicen la asociación con PIM3.
Respecto a la asociación del perfil tiroideo con
indicadores de gravedad de enfermedad tales
como requerimiento de ventilación mecánica y/o
inotrópicos y duración de la internación, en
nuestro estudio, los pacientes con perfil tiroideo
normal fueron quienes menos requirieron
ventilación mecánica invasiva, mientras que
estos valores alcanzaron el 79% en pacientes con
SEE. Estudios previos demostraron asociación
de las hormonas tiroideas, principalmente T3,
con la duración de la ventilación mecánica tras
cirugía cardíaca
20
.
En relación a los días de internación, en un
estudio realizado con niños críticos, encontraron
que un nivel sérico bajo de T4 y una proporción
baja de T3/rT3 al ingreso se asoció de forma
independiente con más días de hospitalización
26
.
Asimismo, un estudio en niños con diagnóstico
de shock séptico meningocócico mostró que una
T3 y T4 basal baja se asoció con una internación
más prolongada
27
. Nuestro estudio presenta datos
en concordancia con los trabajos citados, dado
que los niños con SEE presentaron mayor estadía
hospitalaria respecto a aquellos con perfil
tiroideo normal, observándose también que
aquellos con SEE tipo 3 estuvieron más días
internados que aquellos con SEE tipo 2 y tipo 1.
Respecto al uso de inotrópicos, si bien en nuestro
estudio los pacientes con SEE precisaron tres
veces más su uso en comparación con pacientes
con perfil normal (39% vs 13%,
respectivamente), la diferencia no fue
significativa; lo que difiere con otros estudios
publicados
14,28
, en donde se constató asociación
significativa entre SEE y un mayor
requerimiento de estas drogas.
Una fortaleza de nuestro estudio es la inclusión
de múltiples patologías críticas. Si bien hubo
mayoría de pacientes con diagnóstico de
enfermedades respiratorias (72%), también se
incluyeron niños con shock séptico, status
convulsivo, traumatismo cráneo-encefálico,
insuficiencia renal crónica y post-quirúrgicos no
cardiovasculares.
Dentro de las limitaciones de nuestro estudio
cabe mencionarse el pequeño tamaño muestral y
la ausencia de diagnósticos como cetoacidosis
diabética, gran quemado y postquirúrgicos
cardiovasculares. Por otro lado, al haberse
realizado un dosaje único del perfil tiroideo en
las primeras 24 horas del ingreso a la terapia
intensiva, no se pudo evaluar los cambios en el
mismo ante mejoría o empeoramiento del
paciente, lo que podría objetivarse con el dosaje
seriado durante la internación. Por último, no se