incidencia reportada en el 2018 de 51,1 casos por
cada 100000 habitantes
3,5,7
.
La evolución natural de la sífilis tiende a la
cronicidad, con períodos de latencia y
exacerbaciones, pasando por diferentes estadios
sucesivos
1
. Luego de un período de incubación de 3
semanas (entre 10 a 90 días), aparece la lesión
primaria o chancro, ubicado en el sitio de inoculación
del Treponema, genital o extragenital. El mismo, que
generalmente se acompaña de linfadenopatía satélite
regional, generalmente único e indoloro, cura
espontáneamente entre los 30 y 45 días. En ocasiones
es múltiple y doloroso, cuando es de etiología mixta
o se encuentra sobreinfectado. Posteriormente, se
produce la diseminación sanguínea del
microorganismo, y alrededor de los 60 días,
comienzan manifestaciones del estadio secundario,
las cuales pueden comprometer piel, mucosas,
faneras y estar acompañadas o no de linfadenopatías
generalizadas y síntomas constitucionales. Las
lesiones son superficiales, no destructivas y curan
espontáneamente, alternando así, períodos de latencia
asintomáticos y recidivas, que duran años. Se puede
decir que, epidemiológicamente, los estadios
tempranos de la infección son los que más importan,
ya que son de mayor contagiosidad
3
. Finalmente, el
estadio terciario de la enfermedad se manifiesta sólo
en un tercio de pacientes que no reciben
tratamiento
1,3-6,8
.
El gran espectro de manifestaciones clínicas del
estadio secundario sifilítico, hace que se la conozca a
la misma como “la gran simuladora”. Sin embargo,
muchas de ellas, son de presentación poco frecuentes,
lo que dificulta su sospecha, en especial cuando
aparecen de manera aislada
1,3
.
El compromiso cutáneo suele ser polimorfo.
Inicialmente puede aparecer un exantema macular
evanescente asintomático, llamado roséola sifilítica,
a menudo no reconocido como ocurrió en nuestro
paciente. Posteriormente pueden aparecer pápulas
eritematosas, infiltradas, asintomáticas (sifílides
papulosas), rodeadas por un reborde descamativo
llamado “collarete de Biet”. Otras formas de sifílides
pueden ser liquenoides, micropapulares, foliculares,
vesiculares, corimbiformes, psoriasiformes,
nodulares, anulares, nóduloulcerativa,
papuloescamosa fotodistribuida, tipo linfoma y
pustulosa. Curan sin dejar cicatriz, aunque pueden
aparecer cambios pigmentarios residuales conocidos
como sifílides pigmentarias
3,8
.
Las lesiones mucosas sifilíticas se presentan sólo en
un 30% de los pacientes y rara vez son la única
manifestación de la enfermedad
4,9,10
. Si bien la
mucosa oral puede comprometerse en cualquier
estadio, en el secundario es frecuente encontrar
exulceraciones asintomáticas, lesiones blanco
nacaradas definidas, conocidas como sifílides
opalinas, lesiones papulo-hipertróficas, vegetantes,
eritematosas o eritemato-grisáceas llamadas
condilomas planos. En la lengua, placas eritematosas
depapiladas (sifílides en pradera segada) y en
comisura bucal, pápulas divididas o fisuradas. Puede
comprometerse también la faringe, con la
consecuente faringitis y amigdalitis, como presentó
nuestro paciente. Existen pocos casos reportados en
la literatura de esta última manifestación, en la cual
es característico encontrar amígdalas edematosas,
congestivas, cubiertas de exudado fino, color
grisáceo, que puede ser confundida con amigdalitis
por streptococcus, virales (VEB, adenovirus,
coxsackie), tuberculosis, angina de Vincent,
carcinoma epidermoide o linfomas
4,9,10
. De realizarse
una biopsia para su estudio, los cambios
histopatológicos incluyen infiltración perivascular
con células plasmáticas y linfocitos e hiperplasia
reactiva. Debido a que espiroquetas son saprófitas de
cavidad oral, no se deben realizar técnicas de campo
oscuro para visualizar Treponemas, pero si puede ser
identificados mediante técnica de
inmunohistoquímica
2,9,10
.
Con respecto al compromiso de anexos, la alopecia
sifilítica es una manifestación infrecuente de la
enfermedad, que se da principalmente durante el
estadio secundario entre un 2,9 y 7% de los casos
11-
13
. Ésta puede afectar no sólo el cuero cabelludo, sino
también otras áreas pilosas del cuerpo, como cejas,
pestañas, barba y miembros
3,11,12
. Aunque su
patogenia se desconoce, se estima que podría
generarse por una respuesta inflamatoria al
Treponema pallidum, o bien, por la simple presencia
de este microorganismo que causaría la detención y
anomalías de crecimiento del cabello, pérdida de
pelos terminales con folículos vacíos y pelos rotos
13
.
Las características clínicas, tricoscópicas e
histopatológicas, pueden ayudar a distinguir la
alopecia sifilítica de otros tipos de alopecias13.
Además, se conocen diferentes patrones de
presentación. El patrón apolillado o en transquilones,
como presentó nuestro paciente, es el más frecuente
y se lo considera un signo patognomónico de
sífilis
11,13
. Se caracteriza por la presencia de múltiples
áreas alopécicas, de diferentes diámetros y bordes
pocos definidos, que se localizan principalmente en
la región temporo-occipital, zona del cuero cabelludo
más vascularizada y por lo tanto con mayor cantidad
de treponemas. Muchas veces este tipo de alopecia es
confundida con alopecia areata, tricotilomania o tiña
capitis
12
. Por otro lado, el patrón difuso se caracteriza
por un compromiso generalizado, similar a un efluvio
telógeno, y en contraste, este patrón puede ser además
una forma de presentación de una reacción de Jarish-
Herxheimer tras iniciar el tratamiento para la sífilis
12
.
En algunos pacientes pueden coexistir ambos
patrones, llamándose patrón mixto
11,12
. Se encuentra
descripta, además, la presencia de tricodinia asociada
a alopecia, que generalmente se autolimita días
posteriores a iniciado el tratamiento de la
enfermedad
11
.
Cuando se realiza tricoscopía de áreas alopécicas se
pueden encontrar una reducción de pelos terminales
y áreas foliculares sin pelos o vellos emergentes, con
ausencia de puntos amarillos y negros. Es
característico la coloración del cuero cabelludo