investigación aplicada y la docencia, estableciendo redes de trabajo colaborativo, alianzas entre la
universidad y los sectores privados, comunitarios, y públicos municipales, provinciales y /o nacionales.
Los proyectos tienen tres pilares fundamentales:
Articulación curricular, contenidos y competencias disciplinares, de las cátedras que
participan.
Acción territorial, es un trabajo colaborativo con la sociedad, las instituciones donde
se anclan los proyectos, en un tiempo y espacio concreto.
Promoción del desarrollo económico, social, cultural, e integral tanto del alumno, que
participa, como en las instituciones donde se desarrollan.
También es muy importante reconocer el rol de cada uno de los actores, de los docentes como
líderes, que coordinan las tareas y evalúan las habilidades y competencias de los alumnos y valoran el
impacto social. El rol activo de los alumnos, se ponen en juego sus conocimientos y sus habilidades. Y
las instituciones los socios externos, públicos y privados, comunidades barriales, rurales, agrupaciones,
con necesidades concretas, que participan en todo el proceso.
Si pensamos desde los orígenes la Universidad Católica de Córdoba, desde su escudo, que tiene
un pelicano que significa Jesucristo, según una leyenda de la Edad Media, en el cual el ave se abre el
pecho con su pico, se pone encima de las heridas de sus polluelos y le da de nuevo vida. Nos demuestra
el valor del compromiso con el otro, ese otro que es un pichón, un pequeño, un desvalido.
El Digesto de nuestra universidad dice:
“La Universidad es… el lugar en el que confluyen los saberes, el espacio de diálogo desde la fe,
con la cultura y con la reflexión acerca de la vida de los pueblos y de las personas… Y esa enseñanza
provenía de la pedagogía de la realidad…La misión de la Universidad Jesuita no se mide entonces
sólo por la cantidad de doctores (algo importantísimo), ni sólo por la cantidad de investigadores o de
papers publicados (algo que también es clave), sino por su capacidad de generar personas capaces de
transformar la sociedad en un lugar más humano, en el que el rostro humano de Dios resplandezca….
Buscamos, por cierto, transformar conciencias desde una mirada más humana y más cristiana; pero
también la Universidad debe tener en su horizonte último la intención de transformar la sociedad desde
sus estructuras para que haya de verdad más y mejor educación, acceso a la salud para los pobres, acceso
a la justicia para todos y en particular para los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Lic. Rafael
Velasco, S.J.
La formación de personas de Ciencia, Conciencia y Compromiso constituye la misión de
la Universidad, misión que se inspira en el ideal ignaciano de superar constantemente los niveles de
excelencia. Aspiramos a ser una universidad que incida en la construcción de un orden social más
justo, mediante la formación de graduados y graduadas competentes y comprometidos con su realidad
(docencia); a través de la producción de conocimiento socialmente pertinente (investigación); y mediante
la proyección social del mismo (extensión) a fin de incidir en políticas públicas que mejoren la calidad
de vida en particular de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad.”