población más numerosa, más urbana y con mayor poder adquisitivo, era necesario aumentar la
producción mundial de alimentos un 70%, la segunda conclusión es que ese aumento debería basarse
más en el aumento de la productividad agrícola (80%) que en la expansión de la superficie cultivada
(20%).
En el año 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas desarrolló una agenda de trabajo
hacia 2030 que abarca una serie de objetivos denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y
el número dos (2) consiste en erradicar el hambre en el mundo. Resulta difícil entender una sociedad que
ha vencido por ejemplo tantas barreras en cuestiones de comunicación en estos últimos tiempos y que
no pueda disminuir de manera drástica el número de personas que tiene problemas nutricionales, gente
que muere de hambre, siendo una causa importante de esta situación las consecuencias ocasionadas por
las guerras, el cambio climático y la distribución de la riqueza.
También es necesario comprender que la problemática de los alimentos se vincula no tan solo
a la producción sino también a la disponibilidad tanto física como económica, disponibilidad que implica
procesamiento y distribución, pero por sobre todas las cuestiones la problemática de la producción de
alimentos se vincula directamente con el consumo, y este se relaciona a la dieta y a la cultura de la
población. Se observa que mientras un porcentaje de la población sufre desnutrición o falta total de
alimentos hasta provocarle la muerte, existe otro porcentaje con inconvenientes de salud por dietas
hipercalóricas o desbalanceadas en su composición por lo que el tema de la producción de alimentos se
vincula directamente con el de la nutrición. Tenemos que repensar lo que consumimos y cómo lo
producimos. El sistema agroalimentario (producción + industria) ofrece a la sociedad productos que uno
tendría dificultad en caracterizarlos como alimento, y esto trae sus consecuencias para la salud pública.
Entonces también debemos formar profesionales que tengan la capacidad de intervenir de
manera activa en la producción, industrialización y consumo de alimentos por su potencial de optimizar
la salud, mejorar el bienestar, reducir el desarrollo de enfermedades teniendo en cuenta un uso eficiente
de los recursos naturales con prácticas agrícolas sustentables enmarcadas en sistemas agroalimentarios
sostenibles.
Profesionales que analicen una conexión necesaria entre producción de alimentos –
transformación – salud de la población todo en una aproximación interdisciplinar de ecología integral
(donde todo está conectado) que incorpora la ecología ambiental, económica, social, cultural y la
ecología de la vida cotidiana todas como quedan expresadas el capítulo 4 de la encíclica Laudato Si.
Profesionales que sean capaces de trabajar en equipos interdisciplinares, preparados para buscar
soluciones integrales y que afronten los desafíos de la alimentación con una mirada tanto en las
cuestiones sociales como en las ambientales.
El desafío está llamando a la puerta de nuestra casa común y está aguardando nuestra
respuesta….