encontramos un 11% y 23,8% respectivamente. La
frecuencia esta categoría no debe ser mayor al
10%
7
. Su riesgo de malignidad se cree está
sobreestimado, debido a que está establecida sobre
un subgrupo de Bethesda I, los que fueron
operados, y por tanto poseían alguna característica
clínica o ecográfica que llevó a dicha conducta
9
.
La categoría Bethesda II es definida como benigna,
sin embargo, conlleva un riesgo de malignidad que
oscila entre un 1 a 10%
1,8
. Algunas series han
reportado un mayor riesgo de malignidad a mayor
tamaño tumoral, principalmente en aquellos
mayores a ≥3-4cm
17,18
. En nuestro estudio, el
riesgo de malignidad para la categoría Bethesda II
fue 18,5%, elevado respecto a estudios publicados.
Ante una PAAF Bethesda III la conducta podría
ser re-punzar, realizar estudios de biología
molecular o indicar tiroidectomía diagnóstica, si
posee características clínicas o ecográficas de alta
sospecha de malignidad
1,9,10
. La frecuencia
estimada de Bethesda III es de 1-27% de todas las
PAAF y su riesgo de malignidad oscila entre un 6
a 48%
1,8,9,13,19
. Esta categoría debería ser utilizada
como último recurso y su frecuencia por centro
debería ser menor del 10%
7,9
. En nuestra serie,
encontramos un 10% de PAAF en dicha categoría
con un riesgo de malignidad del 31,6%, que
coincide con lo reportado.
La categoría Bethesda IV conlleva un riesgo
intermedio de malignidad, entre 15-30%
1,8
. La
conducta sugerida es quirúrgica, sin embargo, si se
poseen pruebas moleculares pueden considerarse
útiles
1,9,10
. Nuestro trabajo tiene una frecuencia de
esta categoría de 23% con un riesgo de malignidad
de 62,8%, siendo éste elevado respecto al
reportado.
En cuanto a la categoría Bethesda V y VI, tienen
indicación quirúrgica. El riesgo de malignidad
reportado es 50-75% y 97-99% respectivamente
8,9
.
El riesgo de malignidad de la categoría Bethesda
V en nuestra población es del 90,5%, el cual
coincide con los casos reportados. En nuestra serie
sólo encontramos un paciente en la categoría
Bethesda VI que resultó ser un carcinoma papilar
de tiroides.
Está reportado que el SB posee buena sensibilidad
y especificidad por lo cual es una herramienta
recomendada para el diagnóstico de cáncer de
tiroides
1,3,8,19
. En el trabajo publicado por Mora-
Guzmán I et al
19
, se describe una sensibilidad del
98,9%, especificidad del 84,4%, VPP del 69,6% y
un VPN del 99,5% cuando de evalúa al SB como
prueba de screening, es decir, aquella punción que
indica una intervención quirúrgica. Bongiovanni
M et al
8
describe una sensibilidad del 97%,
especificidad del 50,7%, VPP del 55,9% y VPN
del 96,3%. En nuestra población respecto a los
parámetros de prueba diagnóstica del BS, al
valorarlo como prueba de screening (análisis 1), se
objetivó una sensibilidad del 84,6%, especificidad
del 72,6%, VPP del 76,7% y VPN del 81,5%. Por
lo tanto, nuestros resultados coinciden con la
bibliografía publicada respecto a que el SB posee
una buena exactitud diagnóstica que le permite
formar parte de los métodos de screening de cáncer
de tiroides.
Por otro lado, está descripto que los criterios
citopatológicos del SB obtenidos por PAAF de NT
para el diagnóstico de cáncer de tiroides tienen una
buena capacidad para asegurar la existencia de
malignidad
19
. Con este propósito, se describe una
sensibilidad del 98,6%, especificidad del 97,6%,
VPP 93,5% y VPN del 99,5%
19
. En nuestra
población en el análisis 2 se objetivó una
sensibilidad del 76,5%, especificidad del 93,0%,
VPP del 90,7% y VPN del 81,5%. La exactitud
diagnóstica fue del 85,2%. Estos datos, que
coinciden con trabajos publicados previamente,
permiten definir al BS como una herramienta
fiable cuando se trata de confirmar la existencia de
malignidad
8,19
.
Conclusión
La exactitud diagnóstica de los criterios
citopatológicos del Sistema Bethesda (SB)
obtenidos por PAAF de nódulos tiroideos para el
diagnóstico de cáncer de tiroides es buena, por lo
cual es uno de los métodos recomendados en el
algoritmo diagnóstico de cáncer de tiroides.
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