transdisciplinar, creando tecnología y evaluando
resultados, impulsando la mejora continua de la
cobertura y calidad del sistema de salud. (figura 1)
Las facultades y escuelas de medicina deben
favorecer la igualdad de oportunidades, la
búsqueda de la verdad y el libre intercambio de
ideas y conocimientos. La formación del personal
de salud orientado hacia la atención primaria, nos
demanda comprender la multicausalidad, la
complejidad, las respuestas no lineales y la
conjunción de factores biológicos, individuales,
psicológicos, sociales y ambientales, los cuales no
pueden abordarse mediante actividades rutinarias
realizadas de manera mecánica, se requiere
construir equipos de salud, innovadores, capaces
de identificar factores contextuales, revisar la
literatura, generar modelos, y proponer soluciones
novedosas, costo/efectivas, viables y factibles. Los
estudiantes ya no pueden ser considerados como
consumidores de información, sino prosumidores
(productores y consumidores de conocimiento)
este es el nuevo paradigma de la formación, que
busca preparar individuos adaptativos,
autorregulados capaces de integrar el saber,
construir significados, visualizar posibilidades
prácticas, innovar y evaluar el resultado de sus
intervenciones. Frente a la explosión del
conocimiento los profesores ya no pueden
considerarse como la fuente del saber, sino como
co- aprendices, que trabajan codo con codo con sus
alumnos para resolver retos de complejidad
creciente y generar innovaciones y procesos de
mejora continuada, la nueva educación nos prepara
para navegar y resolver retos de manera creativa y
crítica. Éste es el rol de los tutores.
Los currículos sistémicos de carácter anidado que
van integrando progresivamente los diferentes
niveles de organización desde los fenómenos
moleculares, biológicos, individuales,
psicológicos, sociales, hasta llegar a los
ambientales, favorecen visualizar la complejidad y
son capaces de articular conocimiento y práctica
en todo el trayecto formativo Las facultades y
escuelas de medicina deben impulsar procesos
formativos dinámicos y de alta calidad, orientados
por competencias, el currículo es un espacio que
confronta al estudiante con retos de complejidad
creciente, para permitirle, integrar el conocimiento
previo y revisarlo críticamente, explorar nuevas
posibilidades, desarrollar intervenciones y evaluar
logros.
La iniciación temprana a la clínica y el contacto
con problemas complejos, desde las etapas
iniciales, es indispensable para desarrollar la
capacidad de respuesta en tiempo real. La
formación de profesionales adaptativos y capaces
de innovar implica una formación muy sólida en
metodología de la investigación, pues es necesario
poseer la aptitud de instrumentar procesos de
mejora de sus resultados, y estar formados en
calidad de la atención, investigación en servicios
de salud, ciencia de la implementación y sistemas
complejos. La formación en investigación y
extensión es uno de los ejes centrales de la
formación en atención primaria. Los profesionales
de la salud deben formarse mediante la
colaboración interprofesional en equipos de salud
multi, inter y transdisciplinares, los cuales deben
incluir una pluralidad de profesionales en los más
diversos campos. Sólo mediante la colaboración y
fertilización cruzada entre campos será posible
construir estos grupos de trabajo adaptativos y
autorregulados.
Figura1. Recursos humanos para la salud, para todas
las personas, en todos los lugares.
Conclusiones
Las escuelas y facultades de medicina, deben
instrumentar nuevos posgrados de corte
generalista, con alta calidad, aunque no se
correspondan con las especializaciones
tradicionales. Asimismo, resulta indispensable
actualizar a los profesionales activos para
desarrollar sus competencias e integrarlos a los
nuevos modelos de atención y trabajo en equipo.
Las facultades y escuelas de medicina deben
comprometerse con su misión social y añadir valor
a la sociedad, favorecer la solidaridad social,
promover la equidad y la justicia, mediante
acciones que articulen la investigación, la
docencia, la extensión y el servicio de alta calidad,
y establecer programas, metas e indicadores del
cumplimiento de esta misión social para que
puedan ser evaluables e incorporados como
estándares mínimos, en los sistemas nacionales e
internacionales de acreditación, para impulsar el
cambio.
Deben favorecer la investigación clínica y la
investigación socio-epidemiológica-demográfica
de las distintas regiones y localidades del país, de
manera tal que a través de la transferencia y
adecuación curricular se puedan modificar las
realidades sanitarias locales.