solo algunos y un 3.9 % afirma que no se enseñan.
En tanto para profesionales el porcentaje es
sensiblemente menor, para el 28 % enseñan todos,
un 53% algunos y el 15 % dice no se enseñan.
Tanto los profesionales como los estudiantes,
señalan que se aprenden con el ejemplo, en el
contacto con pacientes con demostraciones y
mostraciones.
En lo relativo a cómo se evalúa, para los
estudiantes en primer lugar mediante prácticas con
pacientes (31.3%) y mediante observaciones de las
prácticas (21.2%) que incluyen simulaciones (4%).
En tercer lugar, con instrumentos de evaluación
centrados -en mayor medida- en los conocimientos
como pruebas de opciones múltiples (POM),
17.2%, pruebas de desarrollo y exámenes orales
(16.2% cada uno). También se incluye la
evaluación continua (9.1%). Para una quinta parte
no se evalúa (21%) o por no sabe (9.1%). Para los
profesionales, en primer lugar, están las prácticas
con pacientes (29.7%). La mayor diferencia se
encuentra en simulaciones a la que le asignan un
24%. Estas respuestas se distancian de las dadas
por los estudiantes (para quienes solo 4% alude a
simulaciones). Los instrumentos de evaluación
centrados en los conocimientos fueron elegidos
menor medida: pruebas de desarrollo (6.6%), POM
(5.5%) y exámenes orales (3.3%). En cambio, se
incluyeron otros como casos y problemas (16.5%),
actividades teórico-prácticas (12.1%), situaciones
(11%), talleres de procedimientos (6.6%), escalas
(3.3%), miniCEX (3.3%), Examen Clínico
Objetivo Estructurado (ECOE), proyectos
comunitarios, proyectos sociales, ejercicios con
2.2 % cada uno, Portafolio y rúbricas. En relación
con la evaluación continua y no sabe recibe obtiene
un 6.6% y no se evalúa la quinta parte (4.4%).
Nuevamente, los docentes muestran un mayor
conocimiento de otros modos en que es posible
evaluar profesionalismo, pero al no ser conocido
por los estudiantes se abre el interrogante si solo
esto se reduce solo conocimiento o bien se
concreta en las prácticas de enseñanza y
evaluación.
Ahora bien, en relación con las competencias
profesionales transversales, para los estudiantes se
enseñan mediante prácticas clínicas (38.6%) y
exposiciones (31.7%). Esto último permite
suponer que los estudiantes ubican esta enseñanza
en forma teórica. También mediante prácticas de
integración (31.7%) y con el ejemplo (23.8%).
Nuevamente se incluye: “no es enseñable” en
estudiantes (4.1%) y profesionales (6.1%).
En relación con la evaluación de estas
competencias, según los estudiantes se concreta
mediante observación de las prácticas (23.5%) y
con pacientes (19.4%), mediante pruebas (de
desarrollo 12.2%, POM 12.2%, y orales 11.2%).
También en este caso se alude a una evaluación
centrada -en mayor medida- en la teoría. En la
enseñanza el ejemplo tiene un peso mayor (23.8%)
que el asignado en la evaluación (9.2%), lo mismo
sucede con las actividades de integración (18% y
en enseñanza 9.2%) y las simulaciones (11.2 % y
en enseñanza 6.1%).
Según profesionales, en primer lugar, se encuentra,
al igual que en estudiantes, observación de las
prácticas (39.4%) y con pacientes (27.3%).
También la simulación, aunque con mayor peso
(19.2%) y las pruebas (de desarrollo 13.1%, orales
11.1%, POM 8.1%). Ofrecen una diversidad de
alternativas: casos y problemas (14.1%), reflexión
sobre la práctica (8.1%), ejercicios (7.1%), escalas
(6.1%), ECOE/debrifin (4%), encuestas (3%),
evaluación integral de la práctica (3%), portafolio
(3%), autoevaluación (2%), entrevistas (2%),
miniCEX (1%), workshops (1%). No figuran las
actividades de integración como una modalidad de
evaluación. Finalmente, también aparece “no se
evalúa” tanto en estudiantes (10.2%) como en
profesionales (6.1%).
De este modo, las respuestas de estudiantes y
profesionales difieren en particular en relación con
la diversidad de propuestas que señalan los
segundos en mayor medida que los primeros.
Además, al remitir a propuestas sostenidas en la
teoría en mayor medida cabe el interrigante acerca
de en qué medida las competencias, que se espera
se desarrollen como prácticas en situación, son
abordadas de este modo.
Discusión
Los estudiantes generaron 51 categorías para
atributos (ver nota: c) del profesionalismo. Los
seleccionados en mayor medida fueron:
responsabilidad (ver nota: d) (40.3 %), respeto
(37.2 %) y humanismo médico (35.7%), cerca del
30 %: empatía (29.5%) y buen trato con los otros
(28.7%). En el caso del humanismo, se trata de un
atributo que se encuentra entre aquellas
características esperadas por la institución. En
quinto lugar: conocimientos (21.7%) y en sexto
una competencia que es mencionada con
frecuencia en toda la literatura y que además figura
en la Resolución Nº 1314
13
–aunque no como
capacidad-, y capacidad de trabajo en equipo
(16.3%). Luego, confidencialidad, humildad y
compromiso (13.2 %), y cercano al 10 %,
actualización y ética (11.6%) Si se lo contrasta con
la investigación realizada por otros autores con
estudiantes
16
, estos generaron 58 atributos y
comparten con las respuestas de estudiantes de la
Universidad pequeña de reciente creación (UF), la
obtención de valores más altos en: empatía,