Gomila AA. Prof. Dr. Ángel Segura: (1907 – 2005)
Revista Methodo: Investigación Aplicada a las Ciencias Biológicas. Universidad Católica de
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2019;4(4):153-155.
posteriormente del Dr. Cannoy Wiggre en el
extranjero, a decir del De. Agustín Caeiro en su
libro “Del hombre y su formación”
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, Orias era un
dilecto discípulo de Houssay, él marca una época
de la investigación en la enseñanza de la medicina
de Córdoba, con él, se inicia la etapa de la medicina
científica en Córdoba.
Ángel Segura formó parte de la cátedra y del
instituto de Fisiología, y al retirarse el Dr. Orías,
Segura asume como titular de la misma en 1946.
Esa formación hizo de él la conjunción de un
médico con fuerte formación clínica basado en la
fisiología. Es por eso que me ha parecido atinado
que Ustedes hayan homenajeado al mejor trabajo
científico con el nombre del Prof. Dr. Ángel
Segura.
No haré mención a su trabajo científico ni a otros
cargos por el obtenidos, simplemente a su tesis
doctoral denominada “Electrocardiograma en
Pediatría”.
Pasaré ahora a la segunda parte, que es de algunas
de las anécdotas vividas y que muestran parte de su
personalidad.
Segura, era un hombre duro, exigentes con el
mismo y también con los demás. La primera
anécdota que les contaré fue a los pocos meses de
haber empezado mi residencia de pediatría en el
Hospital de Niño de la Santísima Trinidad de
Córdoba en el Servicio de Lactantes Primer Piso
del cual el Prof. Segura era su jefe, tercera guardia,
sólo con 42 niños, ingresa un lactante séptico,
llamó a mi jefe de residentes a las 14 hs, quien me
dice: “Está séptico, colócale penicilina más
gentamicina e hidrátalo”, el niño fue empeorando y
fallece cerca de la 7 AM. En las próximas horas, a
alguien se le ocurre hacer una punción lumbar a
dicho paciente, la cual fue patológica, diagnóstico:
meningitis. Unas horas más tarde, en revista de
sala, el Dr. Segura, me dice: “Andrés, presente al
niño que falleció”. Yo sólo, con la mirada de 30
médicos, explico que había hecho, mi diagnóstico
de sepsis, sin haber diagnosticado meningitis,
aunque había sido tratado como tal, mi cara roja,
alguna lágrima seguramente. Termina el ateneo,
me llama, solo en su despacho, y me dice: “Andrés,
no se cae del caballo el que no anda a caballo”,
primera enseñanza.
Todos los años repetía: el servicio debe publicar al
menos un trabajo por año.
Más adelante, yo ya en segundo o tercer año,
presentamos con mi jefe de equipo el primer
trabajo en el país sobre alimentación parenteral, el
Dr. Segura no me dijo nada. Posteriormente,
presentamos el primer trabajo con otro jefe de
equipo y otro compañero sobre el uso de
fosfomicina en diarrea aguda, al tiempo de
publicado, me llamó, yo pensaba que me iba a
felicitar, sin embargo, me dijo “se han olvidado de
algo, ni siquiera hicieron mención a su jefe, que soy
yo”.
El Prof. Segura nos dejó una consigna en su hacer
“si son clínicos, primero a la asistencia, luego la
docencia y luego la investigación, si son
investigadores, se invierte dicho orden. No hay
docencia sin asistencia”.
Para terminar, el uso de la resiliencia, en los años
75 se crea un organismo que evaluaba las
residencias del país, cuando evalúan la residencia
de la cual era jefe, no fue aprobada. Nos reunió a
todos y dijo: “No importa, debemos trabajar más y
seguramente lo lograremos”. Con el tiempo, sus
discípulos creamos una residencia que hoy es de las
pocas categorizadas como A por la Comisión
Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria (CONEAU).
Formó muchos pediatras previos a la época de las
residencias, luego a residentes y posgrados, todos
con un gran recuerdo de él.
Para terminar, cuando lo despedimos, se le pidió
unas palabras sobre su trayectoria y experiencia, yo
he asistido a varias despedidas. Algunos hablan de
todos sus logros, títulos y trabajos. Don Ángel dijo
solamente: “No hablaré de lo que hice, solo pido
perdón por lo que no hice”
Prof. Dr. Andrés A. Gomila
(Discípulo de Don Ángel Segura)
Profesor titular de Pediatría. (1998-2015)
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad Católica de Córdoba