con un patrón característico de signos
dismórficos, discapacidad intelectual y múltiples
defectos congénitos asociados
2
.
Estas aneuploidías se asocian a alteraciones en el
desarrollo que pueden conducir a retraso mental
importante y/o defectos físicos y funcionales, lo
que es una importante causa de morbimortalidad.
Por esto, es importante la sospecha diagnóstica,
en el cual se tienen en cuenta los siguientes
factores de riesgo, como la edad materna igual o
mayor a 35 años, antecedentes familiares de
alteraciones cromosómicas, embarazos previos
anormales y signos de alerta ecográficos. Hoy en
día los métodos más utilizados para el screening
prenatal de estas anomalías son los marcadores
serológicos (la ß-hCG y la PAPPA) y las pruebas
de imágenes ecográficas (el valor de la TN).
Aunque con el avance de las técnicas de
diagnóstico prenatal, como el test de ADN fetal
libre, se está buscando detectar de manera más
sencilla y específica el síndrome de Down en el
primer trimestre del embarazo
3
.
En las últimas décadas se ha intentado cambiar el
paradigma para utilizar métodos de diagnósticos
no invasivas en lugar de sólo métodos invasivos
de diagnóstico prenatal (como la amniocentesis,
pruebas de vellosidades coriales o la
cordocentesis), ya que se encuentran asociados a
un riesgo de aborto del 1%
3
.Las pruebas de
diagnóstico prenatal no invasivas, se basan en la
detección ADN fetal que circula libremente en
plasma materno; el cual puede ser analizado a
partir de una muestra de sangre periférica de la
madre desde el primer trimestre del embarazo.
Utilizándose técnicas de PCR digital o
tecnologías de secuenciación de nueva
generación como métodos no invasivos para
detectar alteraciones moleculares genéticas
fetales a través de ADN fetal libre. Este método
diagnóstico busca disminuir las indicaciones de
pruebas diagnósticas invasivas utilizadas
actualmente, como lo son la amniocentesis y la
biopsia de vellosidades coriónicas; proponiendo
una alternativa sin riesgo para la madre o el feto
4
.
Búsqueda bibliográfica
Para responder a la pregunta se realizó una
búsqueda en PubMed utilizando el Mesh
(Medical Subject Headings) “down syndrome
AND genetics”. El resultado inicial fue de 12048
artículos, tras lo cual se aplicaron los siguientes
filtros: en relación al tipo de artículo buscado,
systematic review y clinical trial; en cuanto a la
fecha de publicación y población, los últimos 5
años y en humanos respectivamente. El número
de resultados se redujo a 48 artículos. Tras la
lectura de los títulos y resúmenes se seleccionó
“Cell free DNA Analysis for Noninvasive
Examination of Trisomy”
5
, con un nivel de
evidencia 1B.
Resumen del artículo
Este es un estudio prospectivo y multicéntrico,
dónde participaron 35 centros internacionales.
Estudiaron a mujeres embarazadas cursando
entre la 10 y 14 semanas de gestación para el
screening de aneuploidía utilizando el examen
estándar y la detección de ADN fetal libre en
sangre materna. El objetivo fue evaluar el riesgo
de trisomía 21 en esta población. Además, se
estudiaron otras aneuploidías como trisomía 13 y
18.
Para ello extrajeron sangre materna de 18,955
mujeres embarazadas de al menos 18 años de
edad que se sometieron a un examen de
aneuploidía durante el primer trimestre desde
marzo de 2012 a abril 2013. El análisis primario
incluyó 15.841 embarazadas, luego de aplicar
criterios de exclusión, como el abandono en el
seguimiento o errores en la recolección de las
muestras, embarazos gemelares y embarazos por
fertilización in vitro.
A las pacientes seleccionadas se le hicieron
mediciones de la ß-hCG, la PAPPA y la
translucencia nucal. Estimaron el riesgo de
aneuploidía utilizando un algoritmo que incluye
los recuentos de ADN libre celular del
cromosoma, la fracción fetal de ADN libre
celular y el riesgo de trisomía a priori según la
edad materna y gestacional. La determinación
del resultado del nacimiento se basó en pruebas
genéticas de diagnóstico, clasificándose a los
recién nacidos como euploides o aneuploides.
El principal resultado fue el ABC de la curva
ROC para la trisomía 21 con prueba de ADN
fetal libre versus la detección estándar, también
evaluaron el riesgo de trisomías 18 y 13. El ABC
para la trisomía 21 fue de 0.999 para las pruebas
de ADN fetal libre y de 0.958 para la detección
estándar (P=0.001). La trisomía 21 se detectó en
38 de 38 mujeres (100%; IC 95%, 90,7 a 100) en
el grupo que se estudió ADN fetal libre, en
comparación con 30 de 38 mujeres (78,9%; IC
del 95%, 62,7 a 90,4) en el grupo de detección
estándar (P=0,008). Las tasas de resultados
positivos falsos fueron de 0.06% (IC del 95%,
0.03 a 0.11) en el grupo de ADN fetal libre y del
5.4% (IC del 95%, 5.1 a 5.8) en el grupo de
detección estándar (P <0.001). El valor
predictivo positivo para la prueba de ADN fetal
libre fue del 80,9% (IC del 95%, 66,7 a 90,9), en
comparación con el 3,4% (IC del 95%, 2,3 a 4,8)
para la detección estándar (P <0,001).